Por Txema Ybarra

Leemos hoy en un medio de bastante aceptación: “La encuesta preelectoral se realizó entre los días tal y tal con xxx entrevistas”. Qué manía. ¿Alguien usa el verbo realizar en vez de hacer cuando habla? Nadie que conozcamos. Ni se realiza un proyecto ni se realiza un adelantamiento. Uno hace un proyecto y hace un adelantamiento, como también hace un bizcocho.

Hacer es un verbo más natural, de empleo común. Pero cuando de escribir se trata, ¡zas!, la mente se transmuta y triunfa la acepción barroca, o sea, realizar. El porqué es que parece que da más empaque a la frase, pero no: lo único que sucede es que queda más cursi.

El automatismo del habla, su rapidez, hace que al abrir la boca nos saltemos cada dos por tres las normas ortográficas, fonéticas y de otra índole, lo que se subsana al escribir, porque por una vez podemos repasar lo que queremos contar. Y aquí se confunde quien cree que ese es el momento de emperifollar el lenguaje, porque escribir sirve, sobre todo, para expresarnos correctamente, con claridad y fluidez, y para eso resulta fundamental ser natural, lo que se consigue empleando palabras de uso común. Por tanto, si sabemos qué verbo corresponde con precisión a una actividad concreta, ese será nuestra opción –adelantaremos, hornearemos o concluiremos–, pero mientras eso no ocurra, simplemente haremos.