Fotos no

Escrito por el 20 septiembre, 2011 § 0 comments

Con qué alegría lo fotografiamos todo. Es abrumador pensar en la cantidad de megapíxeles banales que abarrotan nuestros discos duros. A Steve Jobs le van a petar el iCloud de instantáneas a lo Martin Parr.

Mientras que a principios de este (bonito) siglo hablábamos de exceso de información, hoy podríamos hablar de sobredosis de imágenes. Ya no hay noticia si no hay prueba gráfica. Convertidos todos, dicen, a través de la tecnología en periodistas. Y en curadores: proliferan los tumblr, blogs gráficos, donde las imágenes son servidas sin referencias, sin autoría, sin contexto. Sin contemplación.

También comenzando el siglo, hablábamos de buenas maneras con el móvil. No existe, sin embargo, una cortesía de la cámara. Sin ninguna consideración clavamos nuestros objetivos en todo lo que capta nuestra caprichosa atención. Almodóvar se lamentaba en una reciente entrevista de cómo el móvil ha convertido a cualquiera en un insidioso paparazzo. Recientemente, en la íntima ceremonia de ofrendas de Luang Prabang, observé atónito como algunos turistas sacaban a bocajarro primeros planos de los intocables monjes. Ni los poros de Linda Evangelista hubieran resistido la prueba.

Por eso la manía de secretismo de Tom Ford, ese moderno Brummell, tiene algo de provocadora. En su desfile de mujer, ayer en Londres se repartían estas tarjetas entre sus selectos espectadores. No photography please. Tom, que parece un tipo que conoce muy bien el deseo, sabe que es esquivo y tenue, no resiste al píxel.

Tomemos notas, dibujemos, cultivemos la memoria. Cuando hablamos de observar el mundo de otra forma, ¿no habría que empezar por ahí?

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