Juguetes rotos

Escrito por el 4 octubre, 2011 § 1 comment

El pasado viernes, el alcalde de Madrid presentaba la Semana de la Arquitectura de Madrid con un discurso de autohomenaje sobre la recuperación del pasado que concluía con esta enigmática frase: «nunca más en esta ciudad, gobierne quien gobierne, la arrogancia de los políticos intentando sustituir a los creadores modificará el paisaje urbano». Como la frase me llegó entrecomillada ignoro si iba encabezada por  un «A Dios pongo por testigo…».

Recordé al día siguiente la grandilocuente frase mientras paseaba por la Casa de Campo, muy cerca del pabellón de los hexágonos. Esta penosa ruina, hoy refugio de mendigos, grafiteros y gatos fue uno de los mejores edificios de la arquitectura española del siglo XX. Construido por Molezún y Corrales para la Exposición Universal de Bruselas del 58 dondé ganó el primer premio (por encima de la obra de Le Corbusier), fue definida por el propio Corrales años después como un ejercicio de modernidad salido de un país autárquico de postguerra. Después de la Expo fue trasladado a la Casa de Campo y  allí yace tras años de desidia, abandono y promesas políticas incumplidas. Es triste ver estas columnas oxidadas y vencidas pero es más triste aún ver las fotos de lo que fue, un bosque grácil y luminoso lleno de misticismo.

Las dos visitas de edificios de la Semana de la Arquitectura que este año quería hacer tienen ya las listas cerradas. Para consolarme veo la reducida exposición que sobre Prouvé ha organizado la brillante IvoryPress. Prouvé fue víctima de los intereses económicos en una época en que el dinero lo ponía la industria. Allí, en una cronología gráfica comparada, aparece como uno de los hitos de la arquitectura del siglo, precisamente el pabellón de los hexágonos. En otro alarde de inmodestia, al final de esa misma línea temporal figuran dos edificios de Norman Foster. Ahora las torres las erigen los bancos. La serendipia da la razón a Gallardón: La arquitectura es un juguete del poder.

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