Los diseñadores de la globalización

Escrito por el 7 noviembre, 2012 § 0 comments

Sus referentes al diseñar recorren el mundo entero. Atengámonos a su última audacia, un encargo de Häagen-Dazs para sorprendernos estas Navidades. No te dejará frío. “Primero nos imaginamos que la luna estaba hecha de helado, como en una famosa canción para niños de Bollywood. Eso nos llevó a pensar en la película en blanco y negro de George Melies Un viaje a la luna (1929). Luego recordamos también un trabajo de 1929 del pintor surrealista armenio Léon Tutundjian y descubrimos que los primeros bombones-helados tenían una forma casi esférica”, cuenta de Ice Moon, una bola rellena de nueces de macadamia y galleta de pistachos, Jonathan Levien (1972, Escocia), el marido de Nipa Doshi (1971, India). Juntos forman el estudio Doshi Levien, con sede en Londres, cuyo desenfadado y colorido estilo, síntesis de las más variadas influencias, les convierte en una de las referencias en el diseño actual. La globalización son ellos. Claro que sin connotaciones negativas.

“Nuestra visión de este fenómeno no es la de aniquilador de las culturales locales, que es como se suele ver. Nos gusta definirlo como una vía para potenciar la diversidad y acabar con la homogeneidad; como un intercambio de igual a igual entre culturas, ahora que tenemos un acceso muy fácil a cualquier parte del mundo”, señala en esta ocasión Nipa. Para seguir explicando su particular forma de concebir proyectos pongamos esta vez el caso de la butaca y sofá Chandigarh, hecha para Moroso y presentada este año en el Salón del Mueble de Milán, la referencia del sector. Surgió como homenaje al gran proyecto urbanístico que el gran pope de la arquitectura moderna, Le Corbusier, desarrolló durante los años 50 en la ciudad de ese nombre, al norte de la India. “Los principios de este movimiento parecían estar fuera de lugar en ese sitio”, prosigue Jonathan. “Sin embargo, funcionaron y se enraizaron en la identidad del lugar”. El este se encontró con el oeste, lo que tiene unas evidentes notas autobiográficas.

Su forma transversal de pensar les hizo destacar desde que se unieron profesional y sentimentalmente, en el año 2000. Con buen ojo, les comenzó apoyando Tom Dixon, director creativo de Habitat. Luego siguieron proyectos para el fabricante de accesorio de cocina Tefal, la marca de zapatos John Lobb y el fabricante de muebles Cappellini, así como las firmas españolas BD Barcelona y Camper, para las que han hecho, respectivamente, un tocador arquitectónico y una tienda y una colección de zapatos, a punto de lanzarse al mercado. Lo difícil era, no obstante, que viniendo de procedencias tan dispares se compenetraran de forma tan armoniosa. Se conocieron en el Royal College of Art de Londres. Ella venía de Bombay. Allí, uno de sus grandes referentes era uno de sus abuelos. “Siempre iba vestido primorosamente. De él aprendí que el diseño es una actitud, que obliga a darle la importancia que se merecen a los rituales del día a día, bien sea vestirse, hacer la cama o adornar las deidades hindúes del hogar”.

Jonathan creció jugando en la fábrica de juguetes de sus padres, entre grandes máquinas. “A los 16 años dejé el colegio y comencé a aprender el oficio. Aquella etapa me sirvió para dominar un montón de técnicas. Pero como no me enseñaban a apreciar la relevancia de lo que hacíamos, decidí estudiar diseño en serio”, cuenta. En Londres, él y Nipa enseguida congeniaron, si bien el amor solo prendió en un primer momento en Jonathan. “No me hacía ni caso. Acababa de volver de un viaje a la India y no le dejaba de hablar de mi experiencia. Ella me cortaba hablándome de lo duro que era crecer ahí. Y esa forma directa de decir las cosas me gustó”, recuerda. De su trabajo, “la forma en que captura con sus dibujos el sentimiento de las cosas”. La que acabó por convertirse en su mujer –el amor prendió y llegó el momento en que tuvieron que casarse para que no la echaran del país–  aprecia de su pareja “su conocimiento de los procesos de fabricación, su habilidad para crear las formas más sensuales, su obsesión por ver la relación entre el objeto y el cuerpo humano, la ausencia de narrativas impostadas en su trabajo y su interés por las diversas culturas de este mundo”.

Conjuntamente han construido un sólido discurso, lo que no es tan fácil de ver en el sector, donde los fundamentos argumentales van muchas veces detrás de la creación, a modo de artificial justificación. Quieren, como señala Nipa, “contar historias, trascender la realidad, diseñar una sensualidad funcional”. O como Jonatha apunta: “Transformar los objetos cotidianos en piezas de un ritual”. Todo ello surge, en gran medida, de la combinación de los métodos de producción industriales y la dedicación artesana, siempre buscando un tono alegre en los objetos que crean. Aquí, Nipa hace un alarde de la cultura de sus ancestros: “Mientras las escuelas de diseño siguen enseñando el mantra ‘la forma sigue a la función’, el trabajo de los artesanos indios y la estética y ambiente de las calles de mi país ofrecen una visión festiva de la vida, con un uso irreverente y espontáneo de los materiales y el color”. Toda ornamentación es poca en la India, lo que puede resultar excesiva, incluso para ella, quien aprendió a darle una correcta lectura del contexto en el que nació estando en Londres. Viajar le hizo cambiar de perspectiva y viajar es lo que precisamente parece que hacen los diseños de su estudio.

*Este reportaje se publicó en noviembre de 2o12 en el suplemento Fuera de Serie, del periódico Expansión. Para obtener más información, http://bit.ly/T0IBkU

 

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