Por lo high y por lo low

Escrito por el 13 enero, 2012 § 0 comments

La convivencia es una cosa muy difícil. Pero no voy a hablar de la pareja. Dios me libre. Lo que digo es que es un arte. E igual que si uno quiere ver frescos se va a Florencia, si uno quiere ver el arte de la convivencia se va a Bangkok (tampoco voy a hablar  –diosmelibre– de multiculturalidad).

En los apabullantes centros comerciales de esta ciudad, entre las previsibles grandes firmas internacionales es muy fácil encontrar también las creaciones de diseñadores noveles locales. A veces son tiendones; a veces, una sección en un department store; y a veces como en el cambiante  SiamCenter, toda una planta dedicada a jóvenes creadores. Nada te sirve, pero no importa, viendo esta ropa aprendes mucho sobre ellos.

Un ejemplo contrapuesto: en el megamercadillo de Chatuchak, entre un puesto de frituras y otro de baratijas,  no es extraño encontrar una tiendecita decorada con mucha gracia que vende simpáticos esmaltes o un puesto de camisas hechas con esas telas estampadas que solo pueden ser japonesas. Es verdad que algunas prendas parecen cosidas en el monorail. Es verdad que cuando pidas tu talla les puede dar un ataque de risa. No te ofendas, para los thai la risa y la sonrisa sirven para limar todas las asperezas.

Uno de los baremos para calificar a las ciudades en la lista anual de Monocle, es la profusión de cansinas franquicias. Madrid siempre sale mal parada en la comparación. Pero no sé si esta fórmula funcionaria aquí. Más que una inicitiva, parece simplemente el síntoma del empuje de los jóvenes tailandeses y la ávidez de los compradores japoneses y coreanos.

La estola de chinchilla de Prada y el collar de fieltro recortado por una estudiante en la misma planta: un modelo de convivencia que riéte tú del Toledo del siglo XII.

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