Sé que hay que huir de los «estuveapunto» como de la lactosa. Pero una vez estuve a punto de trabajar para Lidewij Edelkoort. Li es una autoridad en color, también en moda y diseño. Su compañía, Trend Unión, elabora entre otras cosas previsiones de tendencias para el mercado de la moda, del diseño interior y del bienestar. Para que nos entendamos: cuando llega el cool hunter, el trend forecaster ya está de vuelta hace dos años.
Y me he acordado ahora porque veo su salón fotografiado en un conocido blog de decoración. En su casa de París mezcla piezas étnicas con objetos queridos y muebles confortables, sin grandes nombres y fuera de modas, en un marco minimalista y luminoso. En realidad, Li lleva muchos años haciendo esta mezcla difícil de definir, pero justo ahora encaja en una cierta corriente. Es solo un ejemplo de la visión de esta sofisticada mujer.
En moda, el fenómeno Sartorialist catalizó el cambio de estatus a estilo, el triunfo de la individualidad por encima de las etiquetas. Parece que en decoración, agotado el minimalismo, el maximalismo, los 50, los 30 y el mueble escandinavo, hemos llegado también el estilo personal. También la moda lideró la fiebre por lo artesanal. Cansados de la pose y la producción en masa, volvemos a lo sustancial.
La corriente ya tiene nombre: No decoration, y merece mejor manifiesto que Undecorate, el libro que sacó hace unos meses una de los fundadoras del magnífico Dwell. Hacía algún tiempo que la revista apartamento o el blog TheSelby eran las referencias en interiores reales, incluso neorealistas. Pero la primera publicación que se desmarcó de la corriente imperante allá por el 97 –esas revistas con casas de dentistas de Malibú- fue la desaparecida Nest, una maravilla que duró 26 números .
Precisamente en el AD español se han terminado enterando y este mes publican un pequeño cuestionario a la Maison Martin Margiela -esa marca a la deriva- bajo el título La no decó. Han oído campanas, sí.
Magníficas referencias –Dwell, The Selby y apartamento– para hablar de una tendencia que siempre debería estar ahí: la naturalidad.
Si, pero ya sabes lo que decía Wilde de la naturalidad. Lleva faena.